La ley de lesiones personales permite a un individuo reclamar una indemnización por las lesiones o el sufrimiento causados por la negligencia de otra persona. Para que una reclamación por daños personales tenga éxito, el demandante tiene que demostrar la existencia de un deber de diligencia por parte del demandado hacia el demandante, un incumplimiento del deber de diligencia y un daño causado al demandante debido al incumplimiento del deber de diligencia. Por ejemplo, un conductor tiene la obligación de conducir su vehículo de forma segura. Si el automovilista conduce de forma imprudente y causa lesiones a otra persona, esto constituirá un incumplimiento del deber de diligencia y la persona lesionada tendrá derecho a reclamar daños y perjuicios al automovilista.
El deber de diligencia se refiere a un comportamiento razonable que se espera de una persona razonable en unas circunstancias determinadas. La finalidad del deber de diligencia es promover un comportamiento razonable y evitar un comportamiento imprudente que pueda causar daños a otra persona. Para demostrar el deber de diligencia, se tiene en cuenta la relación entre el demandante y el demandado. Si el demandado puede prever razonablemente un daño que puede ser causado al demandante debido a la negligencia del demandado, entonces el demandado tiene un deber de cuidado. Por lo tanto, el demandante en una reclamación por daños personales tiene que establecer un deber de cuidado con el demandado.
En una demanda por daños personales, el demandante puede reclamar daños corporales reales o daños psíquicos. En el primer caso, la lesión es generalmente aparente y fácil de reconocer. Sin embargo, el nivel de prueba es ligeramente superior en los casos de daños psicológicos. Para que una reclamación por shock nervioso o daños psicológicos tenga éxito, el reclamante tiene que demostrar que padece una enfermedad mental reconocida médicamente y presentar un informe de un médico autorizado para justificar su reclamación. Si el demandante está simplemente alterado o conmocionado por el acto negligente del demandado, no es una reclamación válida.
En los casos de daños personales, el demandante solicita una indemnización por daños y perjuicios. Si el tribunal considera que se cumplen los elementos esenciales de la ley, puede condenar al demandado a pagar una indemnización al demandante. La indemnización puede variar de un caso a otro, sin embargo, en la mayoría de los casos, la indemnización cubre las facturas médicas y otros gastos necesarios incurridos por el demandante por la pérdida causada. En las reclamaciones por daños personales, la mayoría de las reclamaciones se resuelven fuera de los tribunales y son muy pocos los casos que se resuelven en los tribunales. Los datos indican que el 95 % de las reclamaciones por daños personales se resuelven fuera de los tribunales y las partes deciden mutuamente el asunto. Si las partes no están de acuerdo y no logran llegar a un acuerdo, sólo acuden a los tribunales.
Para que una reclamación por daños personales tenga éxito, el demandante tiene que probar los elementos esenciales y puede ser un proceso largo y complejo. Por lo tanto, es esencial discutir el asunto con un abogado. La asistencia de un abogado no sólo es beneficiosa en un tribunal, sino que puede ser de gran ayuda para llegar a un acuerdo extrajudicial. Por lo tanto, se recomienda encarecidamente la asistencia de un abogado para que su reclamación por daños personales tenga éxito.